La edición 2024 del festival Hipnosis se llevó a cabo el 2 de noviembre en el Estadio Fray Nano, ubicado muy cerca del Palacio de los Deportes. Como este día de música cayó en plena celebración mexicana de Día de Muertos, la noche sin duda estuvo cargada de misticismo e introspección.
Fotos: Arantxa Alvarado
Llegué en Uber porque sabía que el tema de la estacionada sería complicado. Pasé al recinto sin hacer tanta fila. Como todavía era buena hora, aproveché mis primeros minutos en la recarga de mi cashless, para después echar un vistazo en la locación de las cosas importantes que se ocuparían en el día: los baños y la zona de comida. El Estadio es circular, así que fue bastante práctico ubicar todo.
Como mencioné en mi nota previa al Hipnosis, una de las grandes ventajas de este festival son los dos escenarios paralelos porque no te pierdes de ningún show, en cuanto acaba uno, empieza el otro y solo bastaba con moverte muy poco para acomodarte. Obvio que, si bebía agua o chelita, había que elegir ciertos momentos para escaparme, pero ya se los cuento más adelante.
El primer espectáculo que vi fue SUUNS y como nunca los había visto en vivo, para mí fue un regalo a mis oídos. Tuvieron un par de problemas al inicio con el sonido, pero al paso de los minutos se arregló y pude estar en trance con “2020” muy a gusto.
Aproveché para ir al sanitario terminando SUUNS y aquí les van los taches al Hipnosis. No fueron suficientes los baños. Sólo había cuatro puntos, dos eran de los baños del estadio, que son de taza con drenaje y todo, y los otros dos eran la versión Sani Rents un poco más classy, que, aunque sí tenía luz y tapa para bajarle… no se dieron abasto y para ir al baño era perderse un show completo, entonces había que elegir entre ver una presentación o hacer parada técnica.
Después intenté meterme lo más adelante que pude para ver a Mildlife y ¡WOW! Aunque hay detractores que dijeron que los australianos no eran dignos de estar en un concepto de festival como Hipnosis, la verdad es que yo vi mucha gente fascinada con su show. Esa psicodelia australiana la traen bien bajada y cuando tocaron “Automatic” la gente enloqueció. A mi lamentablemente me tocó gente a lado que se la pasó hablando de otra cosa random mientras tocaban esta canción, así que no la pude gozar como habría querido, pero su desenvolvimiento en el escenario 10 de 10.
Me perdí la mitad del show de The Kills por ir de nuevo al baño, una disculpita, mi vejiga es muy castrosita, pero agradecida de que vi en vivo la destreza vocal de Alison Mosshart con “Future Starts Slow” y “Doing It To Death”, con eso me siento más que satisfecha.
Bueno, Slowdive para mí fue religioso. Ver de viva voz y vestida de Catrina a Rachel Goswell fue de lo más bonito que pude presenciar. Tampoco les había visto en vivo, así que al fin pude borrar de mi lista a esta banda legendaria. “kisses” fue mi favorita de su setlist porque personalmente me traumó esa canción el año pasado que salió su álbum everything is alive.
Para la medianoche yo ya estaba un poco fuera de órbita con tanto guitarrazo. Fue un grave error salirme al final de Slowdive para ir por el monchis que mi cuerpo necesitaba. Así que al regresar para AIR… fue demasiado tarde. Me tocó verlos desde lejos y como soy una mujer petite de 1.58 cm, no vi nada del hermoso escenario rectangular con luces que llevaban. Así que procedí a irme para atrás y escucharlos con mucha más calma sentada junto a mi compañero de vida para tomarnos de la mano y escuchar con atención todos los sonidos y texturas que los franceses ejecutaron con el Moon Safari. Otro gran acierto del festival fue poner una pantalla en la parte de atrás para cumplirle a esos que como yo, decidieron disfrutar el show sentados. Lo único que no me gustó de eso, es el filtro de vaselina que le pusieron, porque no se podía ver con detalle la ejecución de AIR ni el escenario como tal, que como mencioné, estaba chulísimo. Sinceramente, yo no veo necesidad de usar filtros en las pantallas, pero bueno. Claramente, no pudo faltar “Playground Love”, la canción que le quitó la virginidad a mi sentido de la escucha.
L'Eclair, quienes vinieron desde Suiza para conquistar tierras mexicanas, tuvieron que poner a bailar a la bandita que ya parecía zombie para esa hora, 1:40 de la madrugada. En mi punto de vista, desde que acabó Slowdive, la verdad vi a mucha gente sentada, no olvidemos que el público de Hipnosis, en su mayoría son personas de más de 30 años, así que las piernas ya no aguantan como a los 20, y hay que tomar decisiones. Muchos se sentaron un rato para estar al tiro con Air y muchos otros, acabando el Moon Safari, decidieron retirarse. Por esa razón, los suizos la tuvieron difícil, pero como siempre hay gente apasionada como yo, vi su trabajo en vivo y no sentí que desperdicié mi tiempo invertido en su presentación. Traían un juego de luces bastante hipnótico, en honor al merecido cierre que merecía la edición 2024 del Festival Hipnosis.
Ojalá que el Estadio Fray Nano se convierta en el venue oficial de este festival, que pese a intentos de boicot y de luchar contra viento y marea para no extinguirse, sigue más firme que nunca y que deja la vara alta para próximas ediciones. Te queremos mucho, Hipnosis.
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