Blood Orange ‘Essex Honey’: El dulce veneno que sana el alma
- Editorial TORT
- 2 sept
- 2 Min. de lectura
El mismísimo Blood Orange, o sea, Dev Hynes, acaba de tirar su nuevo discazo, Essex Honey, y vaya, esto no es solo música; es un diario sonoro, una carta de amor agridulce a la nostalgia y a los recuerdos que te marcan. Te lo pones y es como si te abrazara, pero con una melancolía que te cala hasta los huesos.

El álbum suena a esos paseos nocturnos por la ciudad, cuando todo está en silencio y solo las luces de los edificios te hacen compañía. Es un rollo R&B con un toque de funk, synth-pop y hasta jazz que te hace sentir que estás en una película. Sus líneas de bajo son una chulada, bien groovy, y los sintetizadores crean una atmósfera que te envuelve por completo, como una capa de niebla suave y cálida. Y si a eso le sumas los saxofones y otros arreglos de cuerdas, el resultado es una obra de arte que te rompe un poquito el corazón, pero de una forma bien bonita.
Essex Honey es una reflexión sobre la identidad, sobre el amor, sobre esos momentos agridulces que te definen. La letra es poética y cruda, sin tapujos, y te hace sentir que Dev te está platicando sus secretos al oído. Es como si te contara de ese crush que no se dio, de esa nostalgia por un lugar al que no puedes volver, o de ese momento en el que te das cuenta de que has crecido. Neta, hay rolas que te hacen querer mandar un mensaje a esa persona del pasado, o simplemente quedarte mirando por la ventana del autobús, con los audífonos a todo volumen, sintiendo que la vida es un viaje increíble, con sus altas y sus bajas.
El álbum de Blood Orange es un viaje introspectivo, un recordatorio de que está bien sentir, de que está bien ser vulnerable. Te hace sentir que no estás solo en tus pensamientos, en tus miedos y en tus esperanzas. Es un disco para el alma, un bálsamo para esos días en los que el mundo se siente pesado.
Comentarios