GRLS, Valuki y RIVVA le dieron al botón del éxtasis con “sistemu”

GRLS, Valuki y RIVVA liberaron un track que es pura dinamita para la pista: "sistemu". Este corte es como ese momento en el club donde las luces se vuelven locas, el bajo te vibra en el pecho y sientes que te desconectas de todo lo demás. Es un rollo tan pero tan infeccioso que te va a jalar desde el primer beat, llevándote por un viaje sonoro que te hará sentir la euforia máxima del baile. 

"sistemu" es esa rola que te da un empujón para soltarte. La canción es una chulada, diseñada para ser totalmente infecciosa, con unas progresiones en el ritmo que son una joya. Empieza en un uptempo que te prende al instante, haciéndote sentir que estás en la cima del mundo, y luego, ¡pum!, te lleva a una bajada sutil que representa perfecto los moods del club, como esos momentos donde te tomas un respiro para luego volver a explotar.

El sonido es un tributo a la época dorada del techno y la electrónica. Aquí encontramos texturas de techno con hi-hats salpicantes que te hacen sentir cada gota de sudor en la pista. La bassline y los sintetizadores son los encargados de pintar esa escena extasiante: luces intensas que te ciegan por un segundo, la gente moviéndose en un trance colectivo y esa euforia pura que solo se vive cuando el club está a reventar. Vaya, te remonta a los 2000, con esa vibra cruda y potente que te hacía sentir que eras parte de algo más grande, como si The Chemical Brothers se hubieran juntado con un Brodinski de sus inicios, todo envuelto en la atmósfera mítica de un CS Rhodesia.

Y lo mejor es cómo las voces de GRLS, Valuki y RIVVA se intercalan, dándole distintas sensaciones al corte. No es solo un beat machacón; aquí hay capas, hay matices, hay una narrativa que te jala. Cada voz aporta una energía diferente, manteniendo la intensidad y el misterio, como si fueran los personajes de una película de esas de culto que se desarrollan en un club underground. Te hacen sentir que estás en medio de todo, viviendo cada segundo, cada vibración, cada suspiro. Es esa conexión visceral con la música que te hace olvidar el reloj y simplemente existir en el momento.